martes, 27 de mayo de 2014

Adolescencia y Juventud: Concepto o definición de Adolescencia y Juventud


Los conceptos de adolescencia y juventud corresponden a una construcción social, histórica, cultural y relacional, que a través de las diferentes épocas y procesos históricos y sociales han ido adquiriendo denotaciones y delimitaciones diferentes, tales como:
 Para Marques (1998), todos somos muy jóvenes para algunas cosas y al mismo tiempo demasiado viejos para otras. Es decir, no se trata de negar la realidad que conforman los jóvenes, ni tampoco la etapa que constituye del individuo, intermedia entre la niñez y la edad adulta, debido que  en el diario vivir nos encontramos con jóvenes  en todo momento y  lugar.
Es así como la adolescencia ha sido vivida de diferentes maneras, según la clase social y la condición de género. La adolescencia no puede definirse estrictamente según la edad pero hace referencia a un proceso durante el cual el sujeto va conformando la identidad personal y social, adquiriendo autonomía y desarrollando los roles sexuales, laborales y sociales.

Para las ciencias sociales, no hay un  modo único de ser adolescente sino más bien identidades diversas que se detiene a partir de relaciones sociales con los adultos y con otros grupos de adolescentes en contextos concretos, que deben ser también descritos y analizados pues en su seno adquieren sentido las prácticas de los jóvenes, incluidas las prácticas sexuales.

Esta idea se expresa en el concepto de adolescencia, el cual comenzó a tomar forma hace no s de dos siglos y está estrechamente vinculado con la emergencia de la noción moderna de “individuo”.

En los últimos dos siglos, la concepción cultural de la juventud pasó de una en que la caracterización psicológica no jugaba un papel importante en la definición, pues el crecimiento y desarrollo físico eran los elementos centrales para su integración activa en el mundo económico (Foucault, 1996). A otra en que se define al joven como “adolescente” sujeto vulnerable que requiere una prolongada supervisión adulta (Fábrega y Miller, 1998:884).
En el siglo XVIII la adolescencia fue un fenómeno que se restringió a unos cuantos jóvenes varones de clases urbanas acomodadas, y se generalizó con la extensión y gradación de la escolaridad en las últimas décadas del siglo XIX y primeras del XX (Aries, 1962).
Para esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), define como adolescencia "a la etapa de la vida en la cual el individuo adquiere la capacidad reproductiva, transita los patrones psicológicos de la niñez a la adultez y consolida la independencia económica"; considera que se inicia a los 10 años y culmina a los 19 años de edad aproximadamente .

En tanto la juventud debido a su uso generalizado ha adquirido diferentes significados. Dependiendo de la cultura donde se adscriba sirve para designar  estados de ánimo, como para calificar lo novedoso y lo actual, por esto Jethro Tull dice que se es “muy viejo para rocanrrolear, muy joven para morir”. La juventud no es un don que se pierde con el tiempo, sino una condición social con cualidades específicas que se manifiestan de diferente manera, según las características históricas sociales de cada individuo.

La edad es otro criterio que causa confusión. Muchos pretenden definir la juventud por rangos de edad. Pero se deben agregar a ellas otras  variables como: la clase social, el género, la región y desde luego, el momento histórico. Ya que la juventud no tiene la misma duración en el campo que en la ciudad, en las clases altas que en los sectores marginados, en las sociedades modernas que en las tradicionales. Debido que la juventud es un producto social. El cual debemos diferenciar de su condicionante biológico, por lo tanto la juventud se encuentra delimitada por dos procesos, uno biológico y otro social. El biológico sirve para establecer su diferenciación con el niño y el social su diferenciación con el adulto.

La diferenciación del joven con el niño se da en el plano biológico ya que a partir de la maduración el joven se encuentra en condiciones fisiológicas óptimas para la procreación y la diferenciación con el adulto se da en el plano de lo social. En la medida en que el joven se encuentra en su proceso de inserción en la sociedad y aunque este apto para reproducir, todavía no se incorpora plenamente en los procesos de reproducción de la sociedad.

Asimismo la juventud, resulta ser un proceso de inculcación que transforma al ser humano maduro fisiológicamente en el agente social competente. Implica además someter al joven a un proceso de adquisición de habilidades suficientes para incorporarse a la sociedad como un ente productivo. Es decir un sujeto que adquiere normas que permiten la cohesión social. De esta forma Bourdieu se refiere al establecer que “la juventud y la vejez no están  dadas, sino que se construyen socialmente en la lucha entre jóvenes y viejos”. Y además por el lugar que este ocupa dentro de la estructura generacional de la sociedad y la condición juvenil resulta ser un status sometido a la subordinación. (Bourdieu, 1990, pág. 164).

Para  Bourdieu, la juventud “no sería más que una palabra”. Es decir, una creación social para definir un período etario que debiera cumplir, en nuestra época, con ciertas expectativas. Pero que no siempre ha sido tratado como un actor social tematizable.

Es decir, es en la juventud cuando más posibilidades hay de romper la cadena de la reproducción social. Ya que la juventud es el eslabón más débil en la cadena. Es en esta etapa cuando las posibilidades de aparición de conflicto entre las generaciones persistentes dependerán de las condiciones reales de traspasas la experiencia de los adultos. Por lo tanto, mientras el sistema social sea más reaccionario, cerrado y tradicional, generará más contradicción para la participación juvenil.

Adquiriendo más relevancia social en el momento en que su conducta difiere de manera masiva y singular del resto de la sociedad. Pero a medida que la sociedad se desarrolla, esta imagen se diferencia cada vez más de la sociedad y se está diversificando. Es decir que está abarcando a un mayor número de jóvenes distribuidos en todos los sectores de la sociedad.

Puesto que, antiguamente la imagen de juventud se restringía a los estudiantes, a las zona urbanas, clase media y además a los varones. Ahora es más frecuente encontrar comportamientos diferenciados de los jóvenes en distintos grupos sociales. Como por los procesos de globalización y la expansión de los medios de difusión ha extendido la imagen de juventud a casi todos los sectores sociales. Ahora la imagen de esa juventud ha pasado a ser considerada como la esperanza del futuro para las próximas generaciones que vendrán. Pero a la vez esto también pasa a ser considerada como un producto de la crisis y de la emergencia de sectores más marginados asociando su comportamiento con  la delincuencia.

La juventud aparece, en consecuencia, revelada como paradoja. Mientras por una parte se reconoce a los jóvenes como portadores de la esperanza (futuro) por otra se les identifica como problema (presente) (Touraine, 1996). No obstante, ambos modelos, construidos desde la adultez, tienden a situar a los jóvenes en la lógica del disciplinamiento. La dicotomía entre lo esperado y lo penalizado, en el marco de las lógicas de reproducción social que el sistema hegemónico le plantea a los sujetos.